Como en cualquier cultura, existen ciertas pautas que seguimos para regular el turno al hablar. Por ejemplo, durante la conversación, es importante que avisemos a los demás de que queremos hablar. En otros lugares, en cambio se realiza con gestos: mandar callar al otro poniendo la mano delante de él no está mal visto.
Para los occidentales, sin embargo, ademanes como estos o elevar el tono de voz para imponerse se consideran cada vez más agresivos. Poco a poco, se van sustituyendo por señales que implican que estamos pensando y que, por tanto, vamos a decir algo.
Tanto “umm” como “emm” son sonidos que emite una boca cerrada a punto de abrirse para hablar: de ahí que se interpreten como señales de petición de palabra. Otros científicos añaden que la e es la vocal más habitual en numerosos idiomas, o que la u y la e aparecen en no pocos principios de palabra.
Para los occidentales, sin embargo, ademanes como estos o elevar el tono de voz para imponerse se consideran cada vez más agresivos. Poco a poco, se van sustituyendo por señales que implican que estamos pensando y que, por tanto, vamos a decir algo.
Tanto “umm” como “emm” son sonidos que emite una boca cerrada a punto de abrirse para hablar: de ahí que se interpreten como señales de petición de palabra. Otros científicos añaden que la e es la vocal más habitual en numerosos idiomas, o que la u y la e aparecen en no pocos principios de palabra.
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